10 mitos que los boricuas deben romper
Para el puertorriqueño promedio el estatus migratorio de los dominicanos se resume en: Vino en yola o vino en avión. Tiene o no tiene "papeles"... Y se acabó. La realidad es mucho más compleja y usted la desconoce.
Hace 4 años, cuando escribí la primera entrada de este blog, denuncié de manera jocosa los estereotipos más notables en relación a los dominicanos. Quisiera decir que hemos evolucionado y que ya no me despeinan en la calle para tocar en directo la raíz de mi pelo y descubrir con sorpresa que no es tan rizado como ellos suponen que debería ser.
No, gente.
Todavía leo en El Nuevo Día los comentarios discriminatorios de los lectores, cuando se hace referencia a los dominicanos -cosa que también hacemos los dominicanos cuando de haitianos habla una noticia-.
Hace dos años ese mismo periódico publicó el reportaje "Crece la huella domínico-boricua":
http://m.elnuevodia.com/XStatic/endi/template/mobile.aspx?id=1261050&se=mobilenota2&qa=crecelahuelladominicoboricua
Dicho trabajo incluyó una foto de mi familia...
Quise conservar algunas reacciones para luego hacer un desquite justo, respondiendo en este espacio; pero descubrí que no tengo el cuero tan duro, y desistí de la idea cuando leí que: "la hija parece más dominicana que ella".
Y la hija era... la perra!
Tan tan. Lo dejé ahí.
El otro día pude verme en el espejo de otra persona, escuchar otra versión y retomar con nuevos ángulos la misma queja-cantaleta que inspiró esta página.
Resulta que mientras paseaba en un parque con mi hijo, conocí a una compatriota que jugaba allí con su niña de 8 años.
Fue amor a primera vista. Ella dijo: "Camila, te vas a de'tutanar si sigues inventando". Y eso fue música para mis oídos. Años sin escuchar una palabra que bien pudo haber escrito Cervantes: De'tutanar.
Quise tirarme una palabrita típica que siguiera lo misma línea:
De'garitar?! De'guabinar?! Er Pipo?! La semilla?!? Nada parecía apropiado en el contexto, con mi inocente hijo que sólo jugaba a la pelota. Así que fui al punto y con madurez y aplomo le pregunté si era dominicana. Me estudió en dos segundos, con una mirada de arriba a abajo.
Sí. Dijo sin entusiasmo.
Es que yo también! Justifico mi pregunta y añado una sonrisa como perrito moviendo su cola.
Se relajó y empezamos a hablar. Como buenas dominicanas, de TODO.
De dónde venimos, por qué vinimos, CÓMO vinimos, qué hacemos, qué extrañamos, qué amamos y qué odiamos. Una tras otra.
Ella me contó que tiene un novio puertorriqueño. Buen partido si todo lo contado es cierto. 10 meses de noviazgo y la cosa pinta bien. Él quiere casarse.
Ella? Pues, no parece la típica novia que se llenará de revistas para encontrar el traje, los zapatos, la tiara y los centros de mesa perfectos.
Tal vez la dureza de sus experiencias (y un primer matrimonio cuyo fruto le lanzaba la pelota a mi niño en ese momento) habían hecho madurar sus ilusiones, convertiéndolas en objetivos claros y crudas realidades. El punto es que escucharla hablar de sí misma era como contar la historia de un tercero: ni frío ni calor.
Me confió el lío de su vida, con la frase: "Aquí yo no existo. Uso mi nombre porque soy terca", refiriéndose a su condición de indocumentada.
Mary llegó hace años, en avión, con su visa, pero esta venció. Su futuro marido no lo sabe. (Cómo?!?!)
- Mija! -me dice- es que ellos no entienden! Aquí nadie entiende! Un policía te detiene en la calle y te pide la tarjeta verde como si ellos supieran lo que te están pidiendo! Los más brutos te piden el pasaporte. Dime tú? Yo me cansé de explicar.
En algún momento, supongo, ella le contará (antes de la boda); pero mientras, comprendí su punto y voy a tratar de derrumbar cada mito, para que tú, boricua que me lees, no caigas en nuestra lista negra.
Mito 1
Si no tiene papeles vino en yola.
Mire mi hermano, no todo indocumentado pasó trabajo para llegar aquí. Como no todo dominicano se lo estaba llevando el diablo y por eso vino a tu isla del encanto.
En RD, por ejemplo, yo estaba trabajando en una agencia de comunicación internacional, me tiraba cuando Happy Hours había después del trabajo e iba al salón dos veces a la semana. En contraste, en este momento, estoy lavando ropa y fregando vasos con la computadora en la cocina, mientras escribo esta nota.
No. No vine huyéndole a los apagones. Vine encargada, "importada" por un boricua como usted que le gustó la materia prima del país vecino.
Vine en avión, y cuando me casé me convertí en indocumentada temporal -en lo que sometíamos la petición y se concretaba la burocracia pertinente-. Para más detalles lea las primeras entradas de este blog.
Mito 2
Los que no tienen seguro social son extraterrestres
En la época que no tenía Seguro Social me encantaba ver la cara de la gente. Abren los ojos como dos lunas llenas, inflan los hoyos de la nariz y como que dejan caer un poco la lengua sobre el labio inferior:
QUÉ TÚ NO TIENES SEGURO SOCIAL?!?!?!?!?!??
Como si el seguro social te lo pidieran en la panadería cuando vas a buscar el pan y la leche.
NO! NO TENGO! Y QUÉ?!!
Definitivo, es súper importante.
Pero, por favor, tenga piedad y no se escandalice como si por eso no tuviera derecho ni a comprar una botella de agua en el supermercado.
Recuerde que el seguro social no es una identificación mundial, como creyó una enfermera en un CDT de Dorado y me dijo que no importaba si era extranjera, porque TODOS los países del mundo tienen un Seguro Social.
No haga eso. No avergüence su raza.
Mito 3
Venir en avión te hace cool.
Así como la relación de yola es igual a indocumentado, también aplica a avión es igual a individuo legal.
No es tan sencillo amigo boricua.
Para venir en avión necesito mi pasaporte y una visa americana (que es el permiso para viajar a cualquier territorio de Estados Unidos).
Pero dicho permiso tiene una caducidad. Una vez entro, si no salgo en X tiempo, caigo en falta. Por lo tanto, ese documento en si, no me permite vivir legalmente como Dios y los gringos mandan.
Mito 4
Si tienes pasaporte estás Ok.
No. Hasta alguien que vino en yola puede tener un pasaporte. Lo que no tendrá es una visa dentro del pasaporte.
Mito 5
Las dominicanas (y los dominicanos) se casan para obtener visa.
NO! En todo caso para obtener residencia o ciudadanía que no es lo mismo.
La visa -aunque la otorga el consulado americano- solo se expide en mi país (lógico! La necesito para viajar).
Muchos inmigrantes sí se casan para establecer legalmente su estatus migratorio, pues una vez se valida o se presume que le matrimonio es real se concede lo que se conoce como tarjeta verde, Green Card o Residencia.
Desgraciadamente ese hecho crea malicia en los Romeos y Julietas de Puerto Rico, para quienes poder jurarles amor eterno casi se necesita la misma prueba que nuestros personajes shakesperianos.
Entérese. Los dominicanos tenemos un corazón capaz de amar en otros colores, ademas del verde dólar y Green Card. También soñamos en azul príncipe.
Mito 6
Cualquier representante de la ley puede solicitar a un inmigrante su tarjeta verde.
Sólo los agentes de migración pueden hacerlo. La policía puede pedir una identificación válida. Un ID válido es el pasaporte o la licencia de conducir (que con las nuevas leyes migratorias es posible obtenerla sin mayores complicaciones).
Además, personalmente no circulo por la vida con mi "Green Card". Es un documento demasiado importante para arriesgarme a perderlo. Al igual que ustedes dejan su pasaporte en casa para evitar extraviarlo. Muchos boricuas creen que los indocumentados necesitamos la residencia para echar gasolina o comprar un combo en Burger King.
Mito 7
Los dominicanos tienen que tener cuidado en Aguadilla porque hay muchos oficiales de migración.
Ok. Cómo te lo explico. Yo no tengo un letrero en mi frente que dice: "Depórteme, soy indocumentada". Y ellos no tienen sabuesos entrenados para olfatear mi ilegalidad. Camine tranquilo con su amigo dominicano, si es el caso, y a menos que tengas cocaína en el bolsillo, saca de tu mente esa imagen que incluye armas largas y chalecos antibalas.
Mito 8
Si no tengo la ciudadanía americana, no soy nadie.
Me resulta tan curioso cuando alguien deduce que porque estoy casada con un puertorriqueño tengo ciudadanía americana.
Cuando digo que NO, simplemente no lo entienden.
Lea bien: el casarme con un puertorriqueño o cualquier otro ciudadano americano no me garantiza una ciudadanía al instante.
Primero se concede una residencia temporal de unos tres años más o menos. En ese tiempo soy tan legal como usted, sólo que no puedo votar. Al cabo de los tres años, si sigo casada, -verificable- me conceden la residencia permanente no condicionada. O sea, gané el derecho de permanecer en este territorio aunque me divorcie mañana. Si se dan unos requisitos, luego de la residencia temporal, si yo así lo deseo, puedo aplicar para la ciudadanía americana. Eso incluye someterme a un examen. Si apruebo, me otorgan la ciudadanía.
Cabe destacar que tengo parientes con 30 años en Puerto Rico sin deseos ni ánimos de convertirse en ciudadanos. O sea, es opcional y no todos los dominicanos morimos por un pasaporte azul.
Mito 9
Visa para un sueño de JLG es el himno de la RD.
Juan Luis Guerra es nuestro orgullo, sin embargo la canción Visa para un sueño es una denuncia social. Es una realidad triste, no un reflejo de nuestra patria ni de lo que somos.
Hace unos años, en una serie de Béisbol del Caribe, realizada aquí en Puerto Rico, la canción "símbolo" escogida para nosotros fue precisamente Visa para un sueño. Y no, no fue motivo de orgullo que nos recordaran que cientos de personas mueren cada año en el canal de la mona, huyendo al hambre y a la miseria.
Tampoco nos gusta que nos asocien a la canción "Me duele la Popola".
Así como ustedes son mucho más que perreo y gasolina.
Mito 10
Sólo casándose los dominicanos obtienen su legalidad.
No. Que es la forma más rápida y práctica, sí. Pero no es la única.
Un empleador puede reclamar una visa de trabajo para un dominicano que vaya a cubrir una plaza que ningún boricua por x o y razón no pueda cubrir. Es difícil pero no imposible. Tengo un amigo que fue contratado por la Telefónica porque posee una certificación que sólo 9 personas en el Caribe tenían en aquel momento.
Otra forma es a través de una madre, padre o hijo mayor de edad, que ya tenga su ciudadanía y lo reclame ante el Departamento de Migración.
Mito extra!
Todos los dominicanos toman mamajuana.
No conozco ningún dominicano que la tome. Nosotros sí sabemos toda la mierda que contiene. Así que cuando tú, Boricua, me vienes con el cuento de que te encanta la mamajuana a mi lo que me da es una combinación de FO con pena.
Esto no tiene que ver con migración pero lo llevaba por dentro y tenía que dejarlo salir.
1 comentarios:
Un saludo a la comunidad dominicana en Puerto Rico y gracias Por el enorme aporte a esta bella isla del encanto.
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