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Amor… ¿imposible?

Hace unos días alguien me pidió que escribiera sobre “Amores imposibles”. Viniendo de un chico que ve el planeta tierra como un enorme Happy Face girando alrededor del sol, me enterneció su posible mal de amores.  Ya la esclavitud se abolió y aunque en países como los nuestros (Puerto Rico, República Dominicana) existen todavía prejuicios, creemos de manera firme que éstos no sobreviven al tocar la puerta del corazón enamorado.  O es que, ¿no aprendimos nada de María Mercedes y Rosa Salvaje? Si la niña que limpia la casa puede conquistar al señorito heredero, ¿qué no podemos lograr en ésta era del Ipad?
Empecé a buscar en el baúl de mis recuerdos (hay que tirarse un cliché de vez en cuando) y encontré a esta amiguita puertorriqueña, casada con dos hijos.  Estaba en proceso de separación cuando conoció por internet a un guapo bohemio cantante de rock, que con su música le bajó la luna y con su “blah blah blah” la subió a las estrellas.  Ella, una mujer con innumerables heridas físicas y emocionales, producto de su primer matrimonio –con un eyaculador precoz-, sentía que había pegado todos los números de la loto.  Cuando yo la conocí, ella ya NO estaba con su lírico Romeo. Había empezado otra relación y estaba en proceso de consumar su segundo matrimonio. Sin embargo, invertía ciertas horas al mes en ver fotos del rockero, releer emails de hace mil años y suspirar como una idiota, cuando contaba sus recuerdos en la playa, en el parque y en el motel de la esquina.  ¿Por qué no quedaron juntos al final del camino? “Era un amor imposible”, asegura, aún hoy.
Conocí a otra que jura, enterró en el pasado a quien ella llama “el amor de su vida”.  Cuando estaban juntos ella se sentía como el complemento de un rompecabezas de dos piezas, algo como Jesse y Joy; Bonny y Clyde; el ron y la Coca Cola; Haití y República Dominicana.  Pero en la plena flor de su juventud, debía hacer una elección. Si Él… o el otro. Él no fue el escogido. Cuando me lo contó, se limitó a señalar el hecho como un “amor imposible”. Otra, y van dos.
Recientemente hablé con otro representante de la fuerza masculina que también tiene su propio rollo con una niña hermosa, joven y buena gente. Él la quiere y ella desea moldearse a las exigencias de su amado, que no son muchas. Yo soy testigo del “chulimameo” en Facebook –de parte y parte-, aunque aseguran que no están juntos, porque… ¿No adivinan? ¡Exacto! ¡Amor imposible!
Mi amargado amigo se niega a contarme sus razones. Él entiende que con decirme que están en etapas diferentes de la vida, voy a darme por enterada. Eso suena a excusa barata; al clásico  “no eres tú, soy yo” o “necesito un espacio” –para tirarme a la vecina del 103- .  Sin embargo, lo percibo triste por este “amor imposible”. A ella no la conozco, así que se puede suponer que es ella quien le dio un quítate del medio.
Los citados anteriormente, que vivieron el drama de “amor imposible”, tienen en común que tuvieron en sus manos la posibilidad de ELEGIR, de DECIDIR y así lo hicieron. Dejando atrás al/la que ¿más querían?... Al/la que ¿más cosquillitas les daba en el estómago? Qué se yo. Todas hemos tomado decisiones que creemos inteligentes porque las separamos de los deseos del corazón. Por lo que, finalmente no son “amores imposibles”; son amores “poco convenientes”. 
Mi amiga y su rockero no están juntos porque ella entendía que Él, sin hijos y ella operada para no tener más descendencia no tenían futuro. Ella tuvo previsión. Se “curó en salud” como decimos los dominicanos. Pero cuando la veo nadando hacia la orilla, luego de un chapuzón en el pasado, me pregunto si habría valido la pena intentarlo. Qué será peor, ¿la duda que a veces la consume o un nuevo fracaso amoroso?
La otra chica, en cambio, aprecia el presente y cómo se dieron las cosas, hoy día; pero ante mi insistencia no deja de reconocer que si volviera a vivir el momento, habría hecho todo diferente. ¿En qué quedamos? Feliz y… ¿arrepentida?
El de la niña linda afirma: “Ella es una muñequita que necesita madurar”. Sumado a esto, la Barbie Teen, es algo… despistada, y su mente volátil le ha traído a mi amigo consecuencias no muy gratas.  El no quiere presionarla a crecer (¿Qué si tiene 15 años? ¡NO! Tiene 22).
Como ves, amiguito, yo tampoco entiendo esto de los “amores imposibles”. Si no fue ella la que te sacudió como trapo viejo, tal vez debas hacer posible tu amor sin posibilidades, valga la contradicción. A veces, percibimos nuestros sentimientos como lo más grande del mundo. Motores que nos haría cruzar el Canal de la Mona si se nos fuera solicitado en nombre de aquello que reina en nuestro corazón. Y si es TAN grande, ¿por qué nos echamos para atrás, antes de poner a prueba la hipótesis?
En tus manos está el enterrar un recuerdo, una experiencia… O una pregunta que de vez en cuando saque la cabeza para sembrarte la duda eterna… ¿Y si era ella?
(Si la Julieta en cuestión es drogadicta, alcohólica, casada, mal tratante o prostituta… Olvida todo lo anterior)

1 comentarios:

Luis A. Ravelo 28 de mayo de 2011, 20:29  

Me encanta este articulo, pero realmente no creo que existan amores imposibles, mas bien, yo diria que es miedo a tener Por completo a la persona con que siempre soñamos, cuando creemos encontrar a la persona que siempre le hemos pedido a Dios que ponga en nuestro camino, la que creemos " perfecta (o)" para nosotros simplemente nos acobardamos y salimos corriendo de esa relacion, pero cuando miramos hacia el pasado (y siempre miramos al pasado) nos hacemos la misma pregunta... Que habria pasado si...?

En mi opinion es solo eso, Miedo.

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